Rumbo a la descarbonización marítima

Rumbo a la descarbonización marítima

El transporte marítimo, si bien es vital para el comercio global, también es responsable de una parte significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que contribuyen al cambio climático. En un esfuerzo por abordar este desafío ambiental y promover la sostenibilidad en el sector marítimo, se está llevando a cabo un proceso de descarbonización marítima a nivel mundial.

La descarbonización marítima se refiere a la reducción de las emisiones de GEI en el transporte marítimo a través de la implementación de estrategias y tecnologías más limpias. Para lograr este objetivo, se están explorando diversas opciones y enfoques innovadores.

Una de las áreas clave de enfoque es la mejora de la eficiencia energética en los buques. Esto implica la optimización del diseño de los barcos para reducir la resistencia al avance, la instalación de sistemas de propulsión más eficientes y la adopción de prácticas de gestión energética. Mediante la implementación de medidas de eficiencia energética, los buques pueden reducir su consumo de combustible y, por lo tanto, sus emisiones de GEI.

Además, se están explorando fuentes de energía renovable para alimentar los buques. La energía eólica, por ejemplo, está siendo aprovechada a través de la instalación de velas o turbinas eólicas en los barcos, lo que permite reducir la dependencia de los combustibles fósiles. Asimismo, la energía solar y la energía de las olas están siendo consideradas como alternativas viables para la generación de energía a bordo de los buques.

La electrificación es otro aspecto importante en la descarbonización marítima. Se están desarrollando sistemas de propulsión eléctrica, utilizando baterías o pilas de combustible, para reemplazar los motores de combustión interna altamente contaminantes. La adopción de sistemas de propulsión eléctrica permitiría eliminar las emisiones directas durante la navegación, siempre y cuando la electricidad se genere a partir de fuentes renovables.

En paralelo, se está investigando el uso de biocombustibles y combustibles sintéticos producidos a partir de fuentes renovables. Estos combustibles podrían reemplazar al tradicional fuel oil y reducir significativamente las emisiones de GEI. Sin embargo, se requiere una mayor inversión en investigación y desarrollo, así como la creación de infraestructuras de recarga y abastecimiento en los puertos para facilitar su adopción a gran escala.

Es importante destacar que la descarbonización marítima no solo depende de avances tecnológicos, sino también de regulaciones y normativas más estrictas. Organismos internacionales, como la Organización Marítima Internacional (OMI), están desempeñando un papel clave en el establecimiento de estándares más rigurosos para limitar las emisiones del transporte marítimo y fomentar la adopción de tecnologías sostenibles.

¿Qué tan rápido podrá “navegar” la industria marítima global hacia su descarbonización? La mira está puesta para el año 2050…

La presión industrial y política ha recaído sobre las empresas que participan en la actividad marítima mercante, principalmente las líneas navieras, las más visibles, ya que esta modalidad de transporte es uno de los últimos sectores que aún no está alineado con el Acuerdo de París, el tratado internacional sobre el cambio climático jurídicamente vinculante, adoptado por 196 países en la COP21 (Conferencia de las Partes – una cumbre anual que realiza la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático) el 12 de diciembre de 2015 y que entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.

El principal objetivo de este acuerdo multilateral es limitar a toda costa el calentamiento mundial a muy por debajo de 2 grados centígrados, preferiblemente a 1.5 grados, en comparación con los niveles preindustriales, a través de una reducción drástica de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

En un intento por marcar la pauta en este esfuerzo, la Organización Marítima Internacional (OMI), la agencia de Naciones Unidas para el transporte marítimo había dispuesto el objetivo de reducir estas emisiones en el mundo marítimo en al menos 50% para 2050, una cantidad calificada de insuficiente. En el preámbulo de la COP26, en 2021, un grupo de 14 países (Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Honduras, Hungría, Islandia, Islas Marshall, Noruega, Panamá, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos) exigieron a la OMI que esta proporción se elevara hasta el 100 por ciento.

Sin duda, la descarbonización marítima es un desafío complejo que requiere la colaboración y el compromiso de actores políticos y actores del sector privado como navieras, importadores, exportadores, y demás operadores logísticos.

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