
Hablar de desarrollo urbano en la actualidad y no considerar los impactos sociales, económicos y ambientales, que este pueda tener, especialmente en zonas en continuo desarrollo, como lo es la Riviera Maya, puede ser un factor determinante en el éxito o fracaso de cualquier proyecto.
Por ejemplo, hace apenas 50 años, cuando se fundó Cancún, no existían, o por lo menos no eran muy conocidos conceptos como ciudades sustentables o comunidades integrales. Sin embargo, hoy, son estos conceptos los primeros que escuchamos cuando se trata de un nuevo desarrollo inmobiliario. ¿Pero qué fue lo que sucedió?
Si bien hasta el día de hoy la actividad turística del estado ha permitido seguir construyendo nuevos desarrollos y súper posicionar al destino en el mercado de los bienes raíces, se puede llegar a pensar que el aumento en la demanda del turismo nacional y extranjero de las últimas décadas dio como resultado el crecimiento exponencial de la infraestructura del destino, donde cada vez más hoteles, más grandes y con más habitaciones son construidos en diversos puntos de la costa del Mar Caribe.
Sin embargo, también intervinieron las particularidades físicas y sociales del lugar cómo el clima tropical, su posición geográfica estratégica, las condiciones propias del suelo, su gente, su gastronomía, costumbres y el acercamiento a la cultura maya. Y por supuesto su belleza natural, incluyendo el mar caribe, cenotes, arrecifes y selva afrodisiaca.
El entorno natural de la Riviera Maya por sus condiciones geográficas generalmente es promovido con una finalidad turística, del ocio y el disfrute. Sin embargo, dichas condiciones conllevan la particular circunstancia de evidenciar la fragmentación social y habitacional, que contrasta este idílico paisaje turístico respecto de las condiciones residenciales que conforman el hábitat de su población permanente. Los bordes urbanos se constituyen de la siguiente manera: hacia la costa se concentran los centros hoteleros, recreativos, comerciales que organizan la oferta turística de la Riviera, mientras que son los bordes interiores en sus expansiones territoriales, donde se encuentran la mayoría de los habitantes de estas zonas.
Así, estamos en un periodo de transición hacía un desarrollo urbano un poco más consciente del impacto ambiental, económico y social, dónde los desarrolladores inmobiliarios juegan un rol importantísimo ya que son ellos mismos quienes deberán decidir entre tomar acciones y medidas reales en pro de la sustentabilidad, desarrollando comunidades planeadas, que integren a los residentes permanentes de esta zona, así como métodos y materiales de construcción menos invasivos, buenas prácticas de manejo de residuos y deshechos, entre muchas otras. O bien, continuar vendiéndose incorrectamente como desarrollos sustentables, porque usan luces led en sus desarrollos.

Ingeniero Industrial egresado del Instituto Tecnológico de Querétaro. Con cuatro años de experiencia en la gestión de proyectos, así como en el desarrollo de procesos orientados a la mejora continua. Apasionado por la gestión de recursos y servicio al cliente al más alto nivel de exigencia.