Para poder hablar del conflicto entre México y Perú, así como de las consecuencias que este puede tener, primero debemos entender cuál es la situación que se ha vive en el Perú. Misma que se ha caracterizado – en los últimos años- por la agitación política, los rápidos cambios de presidente y los constantes escándalos e investigaciones. Pero esta semana fue quizás una de las más tumultuosas de la historia reciente del país.
El pasado 7 de diciembre, el Congreso tenía previsto votar por la tarde si destituía o no al entonces presidente, Pedro Castillo, por cargos de corrupción. Sin embargo, Castillo, tratando de frustrar la votación, anunció la disolución del Congreso y la instauración de un gobierno de emergencia, en lo que fue rápida y ampliamente condenado como un intento de golpe de Estado. Medida que conmocionó incluso a los aliados del entonces presidente y, al final del día, Castillo había sido destituido y estaba bajo arresto. Dina Boluarte, su vicepresidenta, se convirtió en presidenta, la primera mujer en dirigir Perú.
Pero lo que inicialmente parecía una señal de la resistencia de una democracia frágil se disolvió en disturbios pocos días después, cuando los partidarios del expresidente protagonizaron ataques contra comisarías, aeropuertos y fábricas.
El miércoles, el ministro de Defensa de Perú declaró el estado de emergencia en todo el país mientras el gobierno intentaba controlar la violencia generalizada, una medida extraordinaria incluso en un país acostumbrado a la agitación política y las protestas.
¿Por qué se enfrentaba a un juicio político?
Durante años, Perú se ha visto afectado por la corrupción política que lo ha llevado a tener seis presidentes desde 2016. El mandato de Castillo solo empeoró la sensación de disfunción política.
Nombró cinco gabinetes diferentes y designó a más de 80 ministros, algunos de los cuales carecían de habilidades o experiencia relevantes y se enfrentaron a investigaciones relacionadas con la corrupción, la violencia doméstica y el asesinato.
El propio Castillo fue objeto de seis investigaciones penales, incluidas acusaciones de haber dirigido una organización criminal para beneficiarse de contratos públicos y de haber obstruido repetidamente la justicia.
Él negó las acusaciones, y algunos de sus partidarios afirman que fue víctima de un esfuerzo concertado para reinstaurar a las antiguas élites gobernantes. ¿Les parece familiar?
¿Qué pasó cuando Castillo intentó disolver el Congreso?
Poco después de que Castillo anunciara su decisión de disolver el Congreso en un anuncio televisado a nivel nacional, las fuerzas armadas y la policía rechazaron la medida de Castillo, altos funcionarios del gobierno renunciaron en rápida sucesión, expertos en derecho calificaron su iniciativa de ilegal, e incluso el antiguo abogado personal del presidente lo reprendió. Estados Unidos también se unió al coro de disconformidad.
¿Qué quieren los manifestantes?
Tras la toma de posesión de Boluarte el 7 de diciembre, estallaron pequeñas protestas en Lima y otras partes del país. Se intensificaron ese fin de semana, cuando al menos seis personas murieron en los enfrentamientos, según la Defensoría del Pueblo de Perú. Según las autoridades, más de 100 policías han resultado heridos.
Las protestas están respaldadas por la mayor federación de sindicatos del país, la mayor asociación de indígenas de la Amazonia peruana y muchas organizaciones que representan a agricultores pobres, entre otros grupos.
Muchos de ellos son partidarios de Castillo y dicen sentirse despojados de su voto. Exigen el cierre del Congreso, la redacción de una nueva Constitución y nuevas elecciones. Algunos piden también la liberación de Castillo.
Hasta ahora no ha surgido ningún líder que unifique a los distintos grupos.
¿Qué papel juega México?
Ayer, 20 de diciembre, la relación entre Perú y México sufrió un descalabro tras los dos anuncios que realizó la ministra de Relaciones Exteriores, Ana Cecilia Gervasi. Uno de ellos, declarar persona ‘no grata’ al embajador de México, Pablo Monroy Conesa, por las “reiteradas expresiones de las más altas autoridades”.
En este sentido, le otorgó al embajador mexicano un plazo no mayor a 72 horas para que abandone el territorio nacional. Esto luego que de las diferentes declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en contra del actual Gobierno y la crisis política que atraviesa el Perú.
No obstante, la relación entre AMLO y Pedro Castillo era cercana desde que le mostró su apoyo públicamente cuando era presidente del Perú.
Una de las primeras acciones que realizó AMLO fue suspender la Cumbre de la Alianza del Pacífico, esto luego que el Congreso de la República no aprobara el viaje de Castillo al país azteca.
Además, el presidente López Obrador tampoco reconoció a la sucesora de Pedro Castillo, Dina Boluarte. Esto luego de publicar un comunicado, donde junto a Colombia, Argentina y Bolivia, respaldaba al exmandatario Castillo.
De nueva cuenta, AMLO se ve implicado en asuntos completa y totalmente ajenos a nuestro país. Como si no tuviéramos suficientes situaciones en las cuales ocuparnos como la seguridad, la salud, la educación y la economía de nuestro país, para estar opinando de la situación en otros países. Realmente preocupante la familiaridad -o compadrazgo- y la ignorancia -o arrogancia- del presidente.
Te invitamos a seguirnos en nuestro blog y redes sociales para continuar recibiendo contenido actualizado sobre este y otros temas relevantes que acontecen en nuestro país y en el mundo.
Ingeniero Industrial egresado del Instituto Tecnológico de Querétaro. Con cuatro años de experiencia en la gestión de proyectos, así como en el desarrollo de procesos orientados a la mejora continua. Apasionado por la gestión de recursos y servicio al cliente al más alto nivel de exigencia.